Santa María Madre de Dios

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Ruega por nosotros

jueves, 14 de julio de 2011

ASÍ DA LA COMUNIÓN EL PAPA


Desde que Benedicto XVI ha asumido su Pontificado, ha querido que en todas las celebraciones de la Misa, los fieles que acuden a recibir de él la comunión lo hagan de rodillas y en la boca. Él mismo explica que ha tomado esa decisión para resaltar el sentido sagrado y la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía.

martes, 23 de febrero de 2010

CÓMO SE HA DE COMULGAR


2. LA DISTRIBUCIÓN DE LA SAGRADA COMUNIÓN.

[88.] Los fieles, habitualmente, reciban la Comunión sacramental de la Eucaristía en la misma Misa y en el momento prescrito por el mismo rito de la celebración, esto es, inmediatamente después de la Comunión del sacerdote celebrante.[172] Corresponde al sacerdote celebrante distribuir la Comunión, si es el caso, ayudado por otros sacerdotes o diáconos; y este no debe proseguir la Misa hasta que haya terminado la Comunión de los fieles. Sólo donde la necesidad lo requiera, los ministros extraordinarios pueden ayudar al sacerdote celebrante, según las normas del derecho.[173]

[89.] Para que también «por los signos, aparezca mejor que la Comunión es participación en el Sacrificio que se está celebrando»,[174] es deseable que los fieles puedan recibirla con hostias consagradas en la misma Misa.[175]

[90.] «Los fieles comulgan de rodillas o de pie, según lo establezca la Conferencia de Obispos», con la confirmación de la Sede Apostólica. «Cuando comulgan de pie, se recomienda hacer, antes de recibir el Sacramento, la debida reverencia, que deben establecer las mismas normas».[176]

[91.] En la distribución de la sagrada Comunión se debe recordar que «los ministros sagrados no pueden negar los sacramentos a quienes los pidan de modo oportuno, estén bien dispuestos y no les sea prohibido por el derecho recibirlos».[177] Por consiguiente, cualquier bautizado católico, a quien el derecho no se lo prohiba, debe ser admitido a la sagrada Comunión. Así pues, no es lícito negar la sagrada Comunión a un fiel, por ejemplo, sólo por el hecho de querer recibir la Eucaristía arrodillado o de pie.

[92.] Aunque todo fiel tiene siempre derecho a elegir si desea recibir la sagrada Comunión en la boca,[178] si el que va a comulgar quiere recibir en la mano el Sacramento, en los lugares donde la Conferencia de Obispos lo haya permitido, con la confirmación de la Sede Apostólica, se le debe administrar la sagrada hostia. Sin embargo, póngase especial cuidado en que el comulgante consuma inmediatamente la hostia, delante del ministro, y ninguno se aleje teniendo en la mano las especies eucarísticas. Si existe peligro de profanación, no se distribuya a los fieles la Comunión en la mano.[179]

[93.] La bandeja para la Comunión de los fieles se debe mantener, para evitar el peligro de que caiga la hostia sagrada o algún fragmento.[180]

[94.] No está permitido que los fieles tomen la hostia consagrada ni el cáliz sagrado «por sí mismos, ni mucho menos que se lo pasen entre sí de mano en mano».[181] En esta materia, además, debe suprimirse el abuso de que los esposos, en la Misa nupcial, se administren de modo recíproco la sagrada Comunión.

[95.] El fiel laico «que ya ha recibido la santísima Eucaristía, puede recibirla otra vez el mismo día solamente dentro de la celebración eucarística en la que participe, quedando a salvo lo que prescribe el c. 921 § 2».[182]

[96.] Se reprueba la costumbre, que es contraria a las prescripciones de los libros litúrgicos, de que sean distribuidas a manera de Comunión, durante la Misa o antes de ella, ya sean hostias no consagradas ya sean otros comestibles o no comestibles. Puesto que estas costumbres de ningún modo concuerdan con la tradición del Rito romano y llevan consigo el peligro de inducir a confusión a los fieles, respecto a la doctrina eucarística de la Iglesia. Donde en algunos lugares exista, por concesión, la costumbre particular de bendecir y distribuir pan, después de la Misa, téngase gran cuidado de que se dé una adecuada catequesis sobre este acto. No se introduzcan otras costumbres similares, ni sean utilizadas para esto, nunca, hostias no consagradas.

(Instrucción Redemptionis sacramentum)

jueves, 11 de febrero de 2010

Ministros extraordinarios de la comunión


Ministros extraordinarios de la comunión

Como su mismo nombre indica, estos ministros, que pueden ser laicos o religiosos, tanto varones como mujeres, son "extraordinarios". Es decir, no para repartir de modo ordinario la comunión. Las situaciones extraordinarias vienen bien indicadas. De modo que si no se dan dichas situaciones, el que repartan la comunión pasa a ser un abuso.


1. EL MINISTRO EXTRAORDINARIO DE LA SAGRADA COMUNIÓN

[154.] Como ya se ha recordado, «sólo el sacerdote válidamente ordenado es ministro capaz de confeccionar el sacramento de la Eucaristía, actuando in persona Christi».[254] De donde el nombre de «ministro de la Eucaristía» sólo se refiere, propiamente, al sacerdote. También, en razón de la sagrada Ordenación, los ministros ordinarios de la sagrada Comunión son el Obispo, el presbítero y el diácono,[255] a los que corresponde, por lo tanto, administrar la sagrada Comunión a los fieles laicos, en la celebración de la santa Misa. De esta forma se manifiesta adecuada y plenamente su tarea ministerial en la Iglesia, y se realiza el signo del sacramento.

[155.] Además de los ministros ordinarios, está el acólito instituido ritualmente, que por la institución es ministro extraordinario de la sagrada Comunión, incluso fuera de la celebración de la Misa. Todavía, si lo aconsejan razones de verdadera necesidad, conforme a las normas del derecho,[256] el Obispo diocesano puede delegar también otro fiel laico como ministro extraordinario, ya sea para ese momento, ya sea para un tiempo determinado, recibida en la manera debida la bendición. Sin embargo, este acto de designación no tiene necesariamente una forma litúrgica, ni de ningún modo, si tiene lugar, puede asemejarse la sagrada Ordenación. Sólo en casos especiales e imprevistos, el sacerdote que preside la celebración eucarística puede dar un permiso ad actum.[257]

[156.] Este ministerio se entienda conforme a su nombre en sentido estricto, este es ministro extraordinario de la sagrada Comunión, pero no «ministro especial de la sagrada Comunión», ni «ministro extraordinario de la Eucaristía», ni «ministro especial de la Eucaristía»; con estos nombres es ampliado indebida e impropiamente su significado.

[157.] Si habitualmente hay número suficiente de ministros sagrados, también para la distribución de la sagrada Comunión, no se pueden designar ministros extraordinarios de la sagrada Comunión. En tales circunstancias, los que han sido designados para este ministerio, no lo ejerzan. Repruébese la costumbre de aquellos sacerdotes que, a pesar de estar presentes en la celebración, se abstienen de distribuir la comunión, encomendando esta tarea a laicos.[258]

[158.] El ministro extraordinario de la sagrada Comunión podrá administrar la Comunión solamente en ausencia del sacerdote o diácono, cuando el sacerdote está impedido por enfermedad, edad avanzada, o por otra verdadera causa, o cuando es tan grande el número de los fieles que se acercan a la Comunión, que la celebración de la Misa se prolongaría demasiado.[259] Pero esto debe entenderse de forma que una breve prolongación sería una causa absolutamente insuficiente, según la cultura y las costumbres propias del lugar.

[159.] Al ministro extraordinario de la sagrada Comunión nunca le está permitido delegar en ningún otro para administrar la Eucaristía, como, por ejemplo, los padres o el esposo o el hijo del enfermo que va a comulgar.

[160.] El Obispo diocesano examine de nuevo la praxis en esta materia durante los últimos años y, si es conveniente, la corrija o la determine con mayor claridad. Donde por una verdadera necesidad se haya difundido la designación de este tipo de ministros extraordinarios, corresponde al Obispo diocesano, teniendo presente la tradición de la Iglesia, dar las directrices particulares que establezcan el ejercicio de esta tarea, según las normas del derecho.

(El texto en negrita es nuestro)

Por tanto, queda claro que en este sentido, por desgracia se han dado y se siguen dando abusos. Porque el tenor del documento pide que se corrijan esos abusos y dice expresamente que el hecho de que la distribución de la comunión suponga una breve prolongación no es causa para que el ministro extraordinario tenga que ayudar a dar la comunión.


sábado, 30 de enero de 2010

DE RODILLAS EN LA CONSAGRACIÓN


DURANTE LA CONSAGRACIÓN LOS FIELES DEBEN ESTAR DE RODILLAS

43. Los fieles están de pie desde el principio del canto de entrada, o bien, desde cuando el sacerdote se dirige al altar, hasta la colecta inclusive; al canto del Aleluya antes del Evangelio; durante la proclamación del Evangelio; mientras se hacen la profesión de fe y la oración universal; además desde la invitación Orad, hermanos, antes de la oración sobre las ofrendas, hasta el final de la Misa, excepto lo que se dice más abajo.

En cambio, estarán sentados mientras se proclaman las lecturas antes del Evangelio y el salmo responsorial; durante la homilía y mientras se hace la preparación de los dones para el ofertorio; también, según las circunstancias, mientras se guarda el sagrado silencio después de la Comunión.

Por otra parte, estarán de rodillas, a no ser por causa de salud, por la estrechez del lugar, por el gran número de asistentes o que otras causas razonables lo impidan, durante la consagración. Pero los que no se arrodillen para la consagración, que hagan inclinación profunda mientras el sacerdote hace la genuflexión después de la consagración.

Donde existe la costumbre de que el pueblo permanezca de rodillas desde cuando termina la aclamación del “Santo” hasta el final de la Plegaria Eucarística y antes de la Comunión cuando el sacerdote dice “Éste es el Cordero de Dios”, es laudable que se conserve.

(Instrucción General del Misal Romano)

Es muy curioso que en gran parte de iglesias se vea a mucha gente, y me refiero a gente que no parece tener ningún problema para arrodillarse, permanecer de pie. Ni tan siquiera hacen una inclinación cuando el sacerdote eleva al Santísimo. Me parece que esto denota una gran ignorancia o una gran falta de fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía.

Lo peor de todo es que los sacerdotes no recuerdan e insisten en que el estar de rodillas en la consagración es un signo de adoración y algo que está así establecido en las normas litúrgicas.


viernes, 22 de enero de 2010

PRESENTACIÓN DE DONES Y LAVABO


PRESENTACIÓN DE DONES Y LAVABO

Como bien claro está dicho en la Instrucción General del Misal Romano, la presentación del pan y del vino se hace por separado y no conjuntamente.

Algunos sacerdotes (no sé si para ahorrar tiempo) toman a la vez la patena y el cáliz haciendo una sola presentación. Esto, además de ser una muestra de ignorancia litúrgica es una desobediencia a lo que está establecido.

El pan y el vino se presentan por separado y no a la vez. Además hay una oración propia para cada uno de estos dones.

Otro detalle que se suele ver con bastante frecuencia es la omisión del rito del "lavabo". Es un signo de purificación interior. Y no es, como otras cosas que señala la Instrucción General del Misal Romano, algo facultativo, es decir, que se puede hacer u omitir según el criterio del sacerdote.

He aquí lo que prescribe la Instrucción General del Misal Romano:

Liturgia Eucarística

139. Terminada la oración universal, todos se sientan y comienza el canto del ofertorio (cfr. n.74).

El acólito u otro ministro laico coloca sobre el altar el corporal, el purificador, el cáliz, la palia y el misal.

140. Es conveniente que la participación de los fieles se manifieste por la presentación del pan y el vino para la celebración de la Eucaristía, o de otros dones con los que se ayude a las necesidades de la iglesia o de los pobres.

El sacerdote ayudado por el acólito o por otro ministro recibe las ofrendas de los fieles. Al celebrante llevan el pan y el vino para la Eucaristía; y él los pone sobre el altar; pero los demás dones se colocan en otro lugar adecuado (cfr. n. 73).

141. El sacerdote, en el altar, recibe o toma la patena con el pan, y con ambas manos la tiene un poco elevada sobre el altar, diciendo en secreto: Bendito seas, Señor, Dios. Luego coloca la patena con el pan sobre el corporal.

142. En seguida, el sacerdote de pie a un lado del altar, ayudado por el ministro que le presenta las vinajeras, vierte en el cáliz vino y un poco de agua, diciendo en secreto: Por el misterio de esta agua. Vuelto al medio del altar, toma el cáliz con ambas manos, lo tiene un poco elevado, diciendo en secreto: Bendito seas, Señor, Dios; y después coloca el cáliz sobre el corporal y, según las circunstancias, lo cubre con la palia.

Pero cuando no hay canto al ofertorio ni se toca el órgano, en la presentación del pan y del vino, está permitido al sacerdote decir en voz alta las fórmulas de bendición a las que el pueblo aclama: Bendito seas por siempre, Señor.

143. Habiendo dejado el cáliz sobre el altar, el sacerdote profundamente inclinado, dice en secreto: Humilde y sinceramente arrepentidos.

144. En seguida, si se usa incienso, el sacerdote lo echa en el incensario, lo bendice sin decir nada, e inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. El ministro de pie, a un lado del altar, inciensa al sacerdote y después al pueblo.

145. Después de la oración Humilde y sinceramente arrepentidos, o después de la incensación, el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto: Lava del todo mi delito, Señor, mientras el ministro vierte el agua.

viernes, 15 de enero de 2010

SOBRE EL MOMENTO DE LA CONSAGRACIÓN


Sobre el momento de la Consagración

El momento de la Consagración es cuando el tiene lugar la admirable conversión del pan y del vino en el cuerpo y en la sangre de Jesucristo. El sacerdote pronuncia las palabras de la Consagración. No se trata de una representación teatral por lo que está fuera de lugar y mal hecho el que algunos sacerdotes cuando al decir: "tomó el pan, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo..." parten la hostia y hacen un gesto como ofreciendo a los fieles la hostia partida.

Esto es un abuso que se ha de corregir. Así lo indica claramente la Instrucción Sacramentum redemptionis de la Sagrada Congregación para el culto divino:

[55.] En algunos lugares se ha difundido el abuso de que el sacerdote parte la hostia en el momento de la consagración, durante la celebración de la santa Misa. Este abuso se realiza contra la tradición de la Iglesia. Sea reprobado y corregido con urgencia.

sábado, 9 de enero de 2010

POSIBLES TEMAS A TRATAR


POSIBLES TEMAS A TRATAR

Como adelanto a lo que voy a tratar en los siguientes post, puedo decir que, siendo muy laudable el deseo de celebrar la Eucaristía del mejor modo posible y sin caer en la rutina y en el aburrimiento, por desgracia, se ha caído frecuentemente en una especie de espectáculo religioso en el que se ha hecho de casi todo. Gracias a Dios, en la mayoría de los sitios, parece que la sensatez y la cordura han vuelto a imperar. Sin embargo aún hoy, es frecuente comprobar ciertos abusos, que siendo unos más graves que otros siguen siendo abusos, y también cosas que no se hacen bien y que van en detrimento de una celebración que debe ser lo más digna posible. Algunos ejemplos de lo que trataré aunque no necesariamente por este orden: Cantos inapropiados y no litúrgicos que no respetan la letra de las partes de la Misa que se cantan. Que el sacerdote no use la casulla y celebre simplemente con la estola. La sustitución de alguna lectura por otro texto que no es litúrgico. La falta de preparación de los lectores que les lleva a leer de forma monótona o poco apropiada y muchas pequeñas cuestiones relacionadas con esto, como por ejemplo, lo frecuente que es escuchar al comienzo de la lectura por parte del lector decir: "Primera lectura", cuando eso no se dice, o también al final de la lectura "Es Palabra de Dios", cuando lo propio es decir sencillamente: "Palabra de Dios". La presentación de dones que no tienen nada que ver con la Eucaristía (una biblia, un instrumento musical, una herramienta de trabajo, etc.) y que tampoco son realmente dones porque después se los lleva la gente. Y además son poco significativos cuando otra persona tiene que explicar y leer que se ofrecen como símbolo de... La presentación conjunta y no por separado del pan y del vino (a veces para ahorrar tiempo). Que el sacerdote no utilice el lavabo después de la presentación de los dones. Que la gente no se arrodille en el momento de la consagración. Que siga habiendo tanta gente que no sabe comulgar en la mano y que los sacerdotes no digan nada y enseñen cómo se hace. Que no se facilite el derecho que tienen los fieles a comulgar de rodillas y se tengan reclinatorios para ello. Y un largo etc. Simplemente he querido poner algunos ejemplos. Pero acepto que los lectores del blog sugieran otros o que comience por tratar alguno de los expuestos.