Santa María Madre de Dios

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viernes, 8 de enero de 2010

¿Cómo se debe celebrar la Eucaristía?


Fidelidad a la celebración de la Eucaristía

Un tema importante y que afecta con frecuencia de modo directo a muchos fieles laicos es el hecho de encontrarse ante ciertos modos de celebrar la Misa o la Eucaristía que no guardan fidelidad a lo que la Iglesia prescribe. Esto es propiamente un abuso del sacerdote celebrante sobre el que de modo insistente la autoridad de la Iglesia ha venido llamando la atención de forma continua.

Sucede que después de la reforma litúrgica llevada a cabo por el Concilio Vaticano II comenzaron a darse, por desgracia, numerosos abusos en materia litúrgica totalmente contrarios a lo que el mismo Concilio señaló y las normas litúrgicas establecieron después.

Vamos, por tanto a dedicar varios post a señalar los abusos más frecuentes que aún se sigen dando en las celebraciones de la Misa. Tengamos en cuenta que la Eucaristía no es propiedad del sacerdote celebrante, ni de la comunidad que celebra sino un “bien común” de toda la Iglesia y que en el cuidado y fidelidad al modo como hemos de tratar este “bien común” estamos todos implicados. Y así, a este respecto decía Juan Pablo II: « No podemos, ni siquiera por un instante, olvidar que la Eucaristía es un bien peculiar de toda la Iglesia. Es el don más grande que, en el orden de la gracia y del sacramento, el divino Esposo ha ofrecido y ofrece sin cesar a su Esposa. Y, precisamente porque se trata de tal don, todos debemos, con espíritu de fe profunda, dejarnos guiar por el sentido de una responsabilidad verdaderamente cristiana. Un don nos obliga tanto más profundamente porque nos habla, no con la fuerza de un rígido derecho, sino con la fuerza de la confianza personal, y así —sin obligaciones legales— exige correspondencia y gratitud. La Eucaristía es verdaderamente tal don, es tal bien. Debemos permanecer fieles en los pormenores a lo que ella expresa en sí y a lo que nos pide, o sea la acción de gracias» (Carta Domenicae cenae, 1980, n. 12).

Por eso es por lo que tanto los sacerdotes como los fieles laicos deben de respetar lo que el Concilio Vaticano II estableció y ser responsables en el modo de celebrar la Eucaristía sin añadir o suprimir por iniciativa propia lo que está establecido: «Además debemos seguir las instrucciones emanadas en este campo de los diversos Dicasterios: sea en materia litúrgica, en las normas establecidas por los libros litúrgicos, en lo concerniente al misterio eucarístico, y en las Instrucciones dedicadas al mismo misterio» (Carta Domenicae Cenae, 1980, n. 12).

Especialmente grave es la responsabilidad del sacerdote celebrante que en no pocas ocasiones parace considerarse como dueño y propietario de la celebración inventándose dinámicas que parecen hacer más atractiva la Eucaristía y lograr un mayor efecto, pero que no dejan de ser, además de disparátes litúrgicos, un excesivo afán de protagonismo que está fuera de lugar y una consideración clerical de la Eucaristía, como si se tratara de “su” Eucaristía y olvidando que la Eucaristía es de todos y que nadie puede apropiarse de ella para celebrarla según su antojo. Sobre esto, Juan Pablo II en el lugar ya citado tiene palabras muy claras y fuertes: «El sacerdote como ministro, como celebrante, como quien preside la asamblea eucarística de los fieles, debe poseer un particular sentido del bien común de la Iglesia, que él mismo representa mediante su ministerio, pero al que debe también subordinarse, según una recta disciplina de la fe. El no puede considerarse como «propietario», que libremente dispone del texto litúrgico y del sagrado rito como de un bien propio, de manera que pueda darle un estilo personal y arbitrario. Esto puede a veces parecer de mayor efecto, puede también corresponder mayormente a una piedad subjetiva; sin embargo, objetivamente, es siempre una traición a aquella unión que, de modo especial, debe encontrar la propia expresión en el sacramento de la unidad» (Ibidem).

6 comentarios:

  1. Impacientes andamos esperando los posts.

    Esperamos claridad y concreción, no sólo en lo referente al sacerdote, sino también al laicado (que ya sabemos que no es el que celebra, pero estar estamos, y hacer las hacemos).

    Un saludo.

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  2. Esperaré a que aclare a que se refiere exactamente. No entiendo demasiado bien a que se puede referir cuando dice en añadir o quitar de la liturgia para hacerla mas amena.
    Puedo dislucir algo por lo que he visto antes.
    Antes de decir nada prefiero ver que ejemplos nos pone. Si decir que por lo que veo los sacerdotes a veces para atraer la atención y hacer que la misa no sea aburrida, ya que los niños y jóvenes a veces la monotonía hace que no quieran ir o no saquen partido de lo que es acudir a la iglesia, innovan con música o la forma de los sermones, intentando de algún modo que no se alejen los fieles.
    La lectura de las escrituras tal como viene en el libro sagrado. Si en misa de niños igual se puede cambiar alguna palabra para su entendimiento y despertar el interes de los mas pequeños por la misa.
    No se si se referirá a esto o no.
    Prefiero esperar a que nos dice.
    Un saludo

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  3. Como adelanto a lo que voy a tratar en los siguientes post, puedo decir que, siendo muy laudable el deseo de celebrar la Eucaristía del mejor modo posible y sin caer en la rutina y en el aburrimiento, por desgracia, se ha caído frecuentemente en una especie de espectáculo religioso en el que se ha hecho de casi todo. Gracias a Dios, en la mayoría de los sitios, parece que la sensatez y la cordura han vuelto a imperar. Sin embargo aún hoy, es frecuente comprobar ciertos abusos, que siendo unos más graves que otros siguen siendo abusos, y también cosas que no se hacen bien y que van en detrimento de una celebración que debe ser lo más digna posible.

    Algunos ejemplos de lo que trataré aunque no necesariamente por este orden:

    Cantos inapropiados y no litúrgicos que no respetan la letra de las partes de la Misa que se cantan.

    Que el sacerdote no use la casulla y celebre simplemente con la estola.

    La sustitución de alguna lectura por otro texto que no es litúrgico.

    La falta de preparación de los lectores que les lleva a leer de forma monótona o poco apropiada y muchas pequeñas cuestiones relacionadas con esto, como por ejemplo, lo frecuente que es escuchar al comienzo de la lectura por parte del lector decir: "Primera lectura", cuando eso no se dice, o también al final de la lectura "Es Palabra de Dios", cuando lo propio es decir sencillamente: "Palabra de Dios".

    La presentación de dones que no tienen nada que ver con la Eucaristía (una biblia, un instrumento musical, una herramienta de trabajo, etc.) y que tampoco son realmente dones porque después se los lleva la gente. Y además son poco significativos cuando otra persona tiene que explicar y leer que se ofrecen como símbolo de...

    La presentación conjunta y no por separado del pan y del vino (a veces para ahorrar tiempo).

    Que el sacerdote no utilice el lavabo después de la presentación de los dones.

    Que la gente no se arrodille en el momento de la consagración.

    Que siga habiendo tanta gente que no sabe comulgar en la mano y que los sacerdotes no digan nada y enseñen cómo se hace.

    Que no se facilite el derecho que tienen los fieles a comulgar de rodillas y se tengan reclinatorios para ello.

    Y un largo etc. Simplemente he querido poner algunos ejemplos. Pero acepto que los lectores del blog sugieran otros o que comience por tratar alguno de los expuestos.

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  4. WTF! Tengo una profa de religion q me cae mal zhe llama Yara Cordoba agg es una %#$@& pero weno q puedo hacer xD no importa me caee mal y punto adios :)

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  5. ahh y gracias por escribir sobre como se celebra la eucaristia me ayudo en la tarea (:

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  6. crean dios es el mejor camino en la vida

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