Santa María Madre de Dios

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viernes, 22 de enero de 2010

PRESENTACIÓN DE DONES Y LAVABO


PRESENTACIÓN DE DONES Y LAVABO

Como bien claro está dicho en la Instrucción General del Misal Romano, la presentación del pan y del vino se hace por separado y no conjuntamente.

Algunos sacerdotes (no sé si para ahorrar tiempo) toman a la vez la patena y el cáliz haciendo una sola presentación. Esto, además de ser una muestra de ignorancia litúrgica es una desobediencia a lo que está establecido.

El pan y el vino se presentan por separado y no a la vez. Además hay una oración propia para cada uno de estos dones.

Otro detalle que se suele ver con bastante frecuencia es la omisión del rito del "lavabo". Es un signo de purificación interior. Y no es, como otras cosas que señala la Instrucción General del Misal Romano, algo facultativo, es decir, que se puede hacer u omitir según el criterio del sacerdote.

He aquí lo que prescribe la Instrucción General del Misal Romano:

Liturgia Eucarística

139. Terminada la oración universal, todos se sientan y comienza el canto del ofertorio (cfr. n.74).

El acólito u otro ministro laico coloca sobre el altar el corporal, el purificador, el cáliz, la palia y el misal.

140. Es conveniente que la participación de los fieles se manifieste por la presentación del pan y el vino para la celebración de la Eucaristía, o de otros dones con los que se ayude a las necesidades de la iglesia o de los pobres.

El sacerdote ayudado por el acólito o por otro ministro recibe las ofrendas de los fieles. Al celebrante llevan el pan y el vino para la Eucaristía; y él los pone sobre el altar; pero los demás dones se colocan en otro lugar adecuado (cfr. n. 73).

141. El sacerdote, en el altar, recibe o toma la patena con el pan, y con ambas manos la tiene un poco elevada sobre el altar, diciendo en secreto: Bendito seas, Señor, Dios. Luego coloca la patena con el pan sobre el corporal.

142. En seguida, el sacerdote de pie a un lado del altar, ayudado por el ministro que le presenta las vinajeras, vierte en el cáliz vino y un poco de agua, diciendo en secreto: Por el misterio de esta agua. Vuelto al medio del altar, toma el cáliz con ambas manos, lo tiene un poco elevado, diciendo en secreto: Bendito seas, Señor, Dios; y después coloca el cáliz sobre el corporal y, según las circunstancias, lo cubre con la palia.

Pero cuando no hay canto al ofertorio ni se toca el órgano, en la presentación del pan y del vino, está permitido al sacerdote decir en voz alta las fórmulas de bendición a las que el pueblo aclama: Bendito seas por siempre, Señor.

143. Habiendo dejado el cáliz sobre el altar, el sacerdote profundamente inclinado, dice en secreto: Humilde y sinceramente arrepentidos.

144. En seguida, si se usa incienso, el sacerdote lo echa en el incensario, lo bendice sin decir nada, e inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. El ministro de pie, a un lado del altar, inciensa al sacerdote y después al pueblo.

145. Después de la oración Humilde y sinceramente arrepentidos, o después de la incensación, el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto: Lava del todo mi delito, Señor, mientras el ministro vierte el agua.

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